Camino de brujas

Cerca del páramo La Moralena, en la serranía La Maravilla del estado Táchira, hay un pueblo casi perdido entre niebla, selva y montaña, se llama Macanillo y se llega a él por una carretera ondulada al borde de precipicios. Hace años se iba por un camino siempre en ascenso desde la parte alta, al este de la ciudad de San Cristóbal.

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La Cruz de las Misiones

En la parte alta de la ciudad de San Cristóbal, en los límites de las montañas y donde la niebla cubre las alturas, había hace unos años una hacienda. Cerca de ella, pequeñas casas y más adelante se levantó una cruz en recuerdo a las Misiones, hoy, es una populosa urbanización que lleva por nombre Pirineos II.

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La casa embrujada de Barrio Sucre

Hace unos años compramos una hermosa casa al final de la calle principal de barrio Sucre. Era de dos plantas, su construcción de estilo colonial tenía en la fachada un amplio balcón. Mi esposo y yo visitamos la casa. Desde el primer momento nos agradó, pero, ¡qué ajenos estábamos de lo que allí ocurría!

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Los ahorcados de Pirineos

Era una noche fresca y húmeda de mes de octubre. El pavimento estaba mojado y en el reflejaban las luces de los automóviles. Marcos regresaba a la residencia después de estudiar durante varias horas con unos compañeros, tenía un mes de estar en San Cristóbal y conocía muy poco de ella. Caminaba a grandes pasos por la carrera 22 en dirección al Pasaje Acueducto.

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El descabezado del seminario

Hace años, cuando estudiaba en la Universidad Católica me ocurrió el siguiente hecho: «Bajaba las gradas que están cercanas a la capilla cuando sentí un escalofrió. Había oscurecido y muy pocos alumnos caminaban por los pasillos del antiguo seminario. Sentí la sensación de que alguien estaba junto a mí. De súbito me quedé paralizado y los vellos de los brazos se me erizaron. En el recodo de la escalera vi pasar una sombra fugitiva. Me di valor y seguí mi camino, posiblemente todo era producto de mi imaginación.

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El duende de Pericos

La aldea de Pericos situada al oeste de la ciudad de San Cristóbal, está a pocos kilómetros de ella. La limita el río Torbes, montañas y árboles. Pequeñas haciendas la cubren y su terreno inclinado estaba dedicado al cultivo del café. Los viajeros que iban hacia Colombia la atravesaban, por eso sus caminos siempre se veían concurridos y en su parte alta había un paradero donde los arrieros descansaban antes de continuar el viaje. El clima es fresco y la niebla baja hasta el suelo en las mañanas y en las tardes. Sus senderos están limitados por pomarrosas.

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El viejito de la cascada

A pocos kilómetros de la ciudad de San Cristóbal se encuentra un hermoso salto de agua: «El chorro del Indio«. Baja de una montaña en numerosos chorros de agua cristalina. Dicen que viene de una laguna encantada. Muchos han intentado visitarla. Algunos han regresado después de muchas penurias, otros han desaparecido para siempre.

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La capilla embrujada

La hacienda del señor Barrera estaba al pie del cerro Pánega, cerca de la Unidad Vecinal. Solo tenían unas pocas reses que pastaban en el pequeño prado. Al cuidado de ellas estaba un muchacho de unos once años de nombre Angelito, de tez curtida por el sol, ojos y cabellos castaños y expresión simpática. Mientras pastaban el ganado tallaba figuritas en madera con una pequeña navaja o tocaba la flauta.

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