Abandonado en un viejo cajón de madera encontró Edita Sánchez al llamado milagroso Niño Jesús del Llanito, en un parque de la ciudad de Valencia, estado Carabobo. Tiempo después, ella con mucho esfuerzo logró hacerle una capilla, pues él le salvó su vida.
Hacia finales del año 1968 Edita Sánchez se enfermó gravemente, su hija Marina decidió entonces llevarla a Valencia en busca de la cura para su padecimiento. Durante su estadía en esa ciudad se paseaba por un parque cuando allí, al lado del camino tropieza con un viejo cajón de madera en donde se encuentra un muñequito de plástico que no tenía pie ni mano; Edita recogió la figura: “Jugué un buen rato con él, pues tenía un atractivo muy especial para mí, luego lo guardé en una caja de fósforos y me la llevé conmigo”. Al terminar el tratamiento para su enfermedad decidió no desprenderse más de su muñequito querido como lo llama cariñosamente, se lo trajo para Cordero sin imaginarse siquiera lo que esto significaría para su existencia.